EL PLACER DE LEER


EL PLACER DE LEER


Foto: Ismael Illescas Rmz

Los seres humanos siempre responden a sus diferentes necesidades, es más, cada necesidad produce un efecto que pocas de las veces se logran identificar inmediatamente hasta que el mismo tiempo da la respuesta.

Cuando se tiene hambre se come alimento, cuando el cansancio agota, dormir para descansar se vuelve la solución. Para sentirse bien del estómago la evacuación de materia fecal suele relajar el cuerpo y así, podemos enumerar distintas formas de satisfacer una necesidad y por supuesto, al sentir dicha satisfacción se puede mencionar que se ha hecho con mucho placer.

Sin embargo, hay necesidades que tienen mucho que ver con la voluntad del individuo, puesto que estas necesidades son prácticamente de evolución y entre ellas se encuentra la necesidad de leer.

La actividad lectora es un ejercicio noble que reflejará el valor de un mensaje textual conociendo y aprendiendo lo que el autor en turno busca explicar o conocer haciendo mover nuestras neuronas cerebrales, poniéndolas a pensar, a razonar, a imaginar para obtener un criterio propio.

Cada lectura deja una enseñanza, incluso aquellas que se rodean del amarillismo, de la violencia y del morbo; a las cuales al consumirlas es el no volverlas a leer porque en la mayoría de las veces no existe la nutrición de contenido de valor que nos ayude a evolucionar.

El lector elige sus lecturas de acuerdo a su personalidad, a su formación y a su pasión logrando devorar libros cuando a sus manos y a sus ojos llegan este tipo de textos convirtiendo la emoción en placer.

Aunque eso si, en el trayecto de la vida tenemos que darnos la oportunidad de leer de todo. Desde lo inútil hasta lo útil, de lo imaginario a lo fantasioso, de lo real a lo desconocido, de lo perverso hasta lo noble, de lo religioso hasta lo subliminal. Eso ayudará muchísimo a volvernos seres humanos con sabiduría y conocer los diferentes contextos que giran alrededor de una obra.

Foto: Ismael Illescas Rmz.
Dedicarle tiempo a la lectura no es tan difícil, si tan solo utilizáramos los tiempos pausados cuando se viaja en autobús, cuando se espera el alimento en un restaurant, cuando esperamos nuestro turno en un banco aprovecharíamos más de los quince o veinte minutos que nos recomiendan las campañas televisivas para el fomento de la lectura.

Se comprende también que por las condiciones económicas algunas personas ven como lujo la adquisición de un libro; si ese suele ser un problema, te comparto la solución: Acercarse a la biblioteca más cercana y afiliarse a ella con la finalidad de recibir a préstamo el libro que desees y disfrutarlo antes de que se venza el plazo, esto es solo por citar un ejemplo.

Si la voluntad guiara a que el ser humano lea, se dejaría de ignorar muchas cosas, tendríamos una sociedad preparada para los cambios, se tendrían criterios acertados en las decisiones y se les podría enseñar a nuestras nuevas generaciones los porqués que tanto nos cuestionan y que no sabemos como responder.

El placer de leer debe añadirse como parte de la formación personal y como un vínculo de unión entre los seres humanos; desde nuestros hogares con los hijos, con los vecinos, con los amigos, con nosotros mismos quitando a un lado la apatía que por décadas se nos ha caracterizado.

Cuando te des la oportunidad de leer por placer, no dudes que te estás convirtiendo en un ser honrado, un ser culto, un excelente conversador y un sabio a futuro.

Autor: Ismael Illescas Ramírez

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