EL FIN DEL PARTIDO
Foto: Internet EL FIN DEL PARTIDO Rueda la pelota, el mundo rueda. Se sospecha que el sol es una pelota encendida, que durante el día trabaja y en la noche brinca allá en el cielo, mientras trabaja la luna, aunque la ciencia tiene sus dudas al respecto. En cambio, está probado, y está probado con toda certeza, que el mundo gira en torno a la pelota que gira: la final del mundial 94 fue contemplada por más de dos millones de personas, el público más numeroso de cuantos se han reunido a lo largo de la historia de este planeta. La pasión más compartida: muchos adoradores de la pelota juegan con ella en las canchas y en los potreros, y muchísimos más integran la tele platea que asiste, comiéndose las uñas, al espectáculo brindado por veintidós señores en calzoncillos que persiguen la pelota y pateándola le demuestran su amor. Al final del mundial del 94, todos los niños que nacieron en Brasil se llamaron Romario, y el césped del estadio de los Ángeles se vendió en pedazos,